Honduras.- Su vida ha sido intensa porque nació y creció en la pobreza, casi en la miseria se podría decir. Tiene 14 años y quedó huérfano hace seis meses. Vive en Nueva Suyapa, una de las comunidades más violentas de Tegucigalpa, pero a pesar de ser un niño solo piensa en trabajar, estudiar y ayudar a sus dos hermanos menores.
Él, dice sentirse bien, pero al observar donde vive, se nota que sus condiciones no son las más idóneas para una vida digna. En una humilde y estrecha vivienda, reflejo de pobreza en Honduras, vive junto a 9 parientes más, entre hermanos, primos, tíos y tías. Pensando construir una casa para vivir con sus hermanos, con mucho sacrificio Cristian había logrado ahorrar 1,800 lempiras, pero hace algunos meses un hombre que llegó ofreciendo ayuda a nombre de una organización de beneficencia, denominada Manos Solidarias, lo estafó junto a 34 personas más.