«Ella bella luna fue cautiva de un gran amor que hipnotizo su alma. Entregada por un querer que no le valoro, sin ningún remordimiento sus huellas en el camino dejo sin mirar atrás.
Ha dejado sus acuosos cristales en un mar de desolación en aquella amargura en dolor de la soledad. A pesar de los frutos de aquella unión como estrellas ha dejado en silente soledad.
Sin siquiera recordar los tiempos vividos de mutuo esfuerzo donde ella fue gran compañía y con tesón dieron dura lucha al ventarrón de los días oscuros surgiendo a la calidez del sol.
Como mujer y matriarca a su familia no fallo amando de corazón a aquel que ha sido su gran querer. Desdichada ha quedado en la oscuridad del desamor por un nuevo querer en él.
Se va sin que le echen menospreciando aquel querer de gran amor. En pluma soberana ha de escribir ella sus amarguras por la desazón al verle partir otros rumbos de otro amor.
Más ella sabe que nadie le ha de querer como en su corazón. Había hallado en el más que cualquier otra mujer le pudiera dar. Si clama por libertad la tendrá en distintos brazos.
Pero él ha de recordar y en el tiempo se ha de reprochar al desengañarse que un amor tan grande como el de ella fácilmente no ha de encontrar. Y tarde será para poderle volver a recobrar…»(Héctor Duran, Derechos Reservados)
*Amargo Adiós, Imagen tomada de web Internet *
