Mario Vásquez nunca pensó que se convertiría en Santa Claus.
«El señor que me pasó este trabajo tuvo que salir para México para arreglar sus papeles», dijo Vásquez, un hondureño de 41 años quien actualmente interpreta a uno de los Santas del Crenshaw Baldwin Hills Plaza, en la intersección de los bulevares Martin Luther King y Crenshaw.»Ha sido una experiencia muy bonita donde yo me siento muy feliz», destaca este padre de un par de gemelos de 15 meses y una niña de 8 años.Conoció al personaje cuando tenía unos 9 ó 10 años. Aún vivía en Honduras y hasta su pueblo llegó una joven Santa Claus para darles un presente a los pequeños, en efectivo.»Cuando me dijeron que venía Santa Claus, pregunté: ¿Qué es eso? No sabía lo que era hasta que vi a la mujer vestida de rojo», dice el hondureño.»Después nos contaron que ella se había ganado la lotería y quería compartir algo con los pequeños», explica.En su actual ubicación, Vásquez se reparte además el papel con otro Santa afroamericano, en una combinación que ha causado sensación en el centro comercial donde atienden a los niños.»Les ha llamado atención. Esto no para. Todos estos días ha estado lleno», dice sobre el horario de 10 de la mañana a 3 de la tarde, en que cumple su turno con los niños.«Ha sido algo grandioso», comenta la directora de mercadeo del mall Rachel Erickson. «Estos Papás Noel han entablado relaciones con las familias, que vienen año tras año».Y desde ya planea Vásquez un futuro lleno de abrazos y cariño. «Si el próximo año ya tengo este negocio —pues el actual propietario piensa retirarse— voy a tratar de regalar algo para que los niños se vayan complacidos», dice sobre sus intenciones de comprar el negocio de los Santas al que tanto le trabaja.No es para menos, este Papá Noel latino tiene mucho para agradecer, pues acaba de recibir su residencia permanente hace cuatro semanas.»Inmigración me regaló la posibilidad de convertirme en residente. Es mi regalo de Navidad», dice. «La vida me ha traído mucha felicidad».Vásquez dice que seguirá muy motivado, realizando una labor que califica como gratificante por el cariño .»Al niño que veo y necesita un abrazo, se va bien alegre conmigo porque yo lo abrazo de corazón», destaca.Además, «siempre que veo a una familia preocupada les digo que el próximo año va a ser mejor». concluye.
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