«La imagino solitaria, semi desnuda, silente sumergida en sus pensamientos y sueños más intensos que la han de llevar al desprecio de todo lo vivido en su vanidad. Sensual y hermosa de sabe un dulce fruto a amar.
En el sudor que corre por su piel, que en onírica alusión desprende intimidad en decadencia. Se deja llevar para alcanzar el cielo y el infierno que en la misma suerte de su solitaria vida aquella que quiere cambiar.
Espera y se desespera dar un giro que le lleve a la felicidad que anhela y desea. Sus apetencias más intimas alejadas de la amarga vanidad que ha destruido su buen amar dejándole marchar por haber deseado más.
Un conjuro que ha cegado su vista dejando pasar su mejor edad. Sentada divaga en su pensar, en aquellos ha amado y derramado su llorar que ha hecho vibrar su piel en la amargura y en atisbos vagos de seudo felicidad.
Ella ha de sucumbir a la pena de su alma en solitarias conversaciones que con ella la soledad ha de entablar. Ha de enterrar esos vanos suspiros que del todo le deja en nada en cada día al despertar vació el lecho sin amar.
Cuando las horas se confunden y se esconde la luz del día, sus noches vacías la hacen divagar. Esta segura que en su actitud la vida ha de cambiar y que en el ayer fue en un momento prioridad, aprenderá a amar de verdad…»(Héctor Duran, Derechos Reservados, Chile)
*Pensamientos, Óleo de Damian Klaczkiewicz de Polonia *
