Soñadores #Dream9 sientan precedente


Permanecerán en Estados Unidos mientras las autoridades de inmigración revisan sus solicitudes de asilo

Eran las cuatro y cuarto de la tarde del miércoles 7 de agosto y el sol caía a todo lo que daba sobre el estacionamiento de la estación de autobuses Greyhound de Tucson. Reporteros y camarógrafos, familiares y amigos, aguardaban impacientes y alertas. De pronto, a lo lejos, se vislumbraron cinco siluetas: avanzando decididas, cinco chicas vistiendo toga y birrete de graduadas caminaban sonrientes. Bajo el resplandor del sol, los rostros se fueron haciendo visibles y ahí estaban: Lulu Martínez, Lizbeth Mateo, María Peniche, Adriana Gil y Claudia Amaro. Todos corrieron hacia donde estaban y aquello se convirtió en una fiesta de lágrimas, abrazos e historias.

Unos minutos más tarde llegarían también Marco Saavedra, Luis León, Ceferino Santiago y Mario Félix. Los nueve jóvenes indocumentados cuyo caso ha sacudido a la opinión pública, los ahora conocidos como #Dream9, fueron liberados después de 16 días de estar presos en el Centro de Detenciones de Eloy, Arizona.

 

Yamil, hijo de Claudia Amaro y ciudadano estadounidense, esperaba a su madre con ansia. El estaba bajo la custodia de su abuela en Estados Unidos.

Durante ese tiempo sus casos fueron ampliamente comentados en medios de comunicación, en redes sociales, y discutidos por abogados y activistas, muchos de los cuales consideraron que la acción de los chicos había sido un error y que terminarían inevitablemente deportados a México.

Los nueve jóvenes, quienes fueron traídos a Estados Unidos por sus padres cuando eran menores de edad, y que por distintas razones regresaron a México –algunos hace años, otros apenas hace unas semanas; unos debido a una deportación, otros por motivos personales– llegaron el lunes 22 de julio al cruce fronterizo de Nogales, desde el lado mexicano, para pedir a las autoridades estadounidenses que les dejaran regresar al que consideran su país. Tras presentar una solicitud de visa humanitaria que les fue negada, ese mismo día fueron arrestados.

Margo Cowan, la abogada que ha tomado el caso de los #Dream9 en sus manos, procedió entonces a presentar ante la administración Obama una solicitud de asilo para cada uno de los jóvenes bajo el argumento que en inglés se conoce como “credible fear”, esto es, un temor fundado, con base en una amenaza a su integridad física y/o psicológica en caso de que tuvieran que permanecer en México.

El lunes 5 de agosto se anunció que se daría curso a la solicitud de asilo para siete de los chicos; al día siguiente se confirmó la aprobación para los otros dos, y el miércoles se supo que los nueve saldrían para enfrentar el proceso en libertad y en territorio estadounidense. Los pronósticos de sus críticos habían fallado.

Aunque la aprobación de solicitud no es garantía de que les será concedido el asilo, ésta representa una victoria importante para los jóvenes. La abogada Cowan explicó a Hoy Los Ángeles que debido a lo complicado de los procesos de asilo, y al cuello de botella existente en las cortes de inmigración, el tiempo de espera podría ser de entre cinco y siete años. Durante este tiempo, ellos se quedarían en el país.

Juntos otra vez

Claudia Amaro portaba una toga blanca y un birrete guinda con la leyenda “Bring them home”, el eslogan de la campaña iniciada por The NIYA para lograr la liberación de los #Dream9. Conteniendo la emoción, caminaba al paso de sus compañeras mientras se acercaban al grupo que las esperaba en la estación de autobuses. De pronto, de entre la multitud que rodeó a las chicas, apareció Yamil, su hijo de trece años, quien cruzó la frontera con ella desde México y quien contaba los días para reunirse con ella. Yamil, ciudadano estadounidense, había logrado ingresar al país y quedó al cuidado de su abuela Elvia durante estos días. El abrazo que se dieron en el reencuentro fue suficiente para borrar el dolor de la separación.

Fuente: Hoy Los Angeles
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