¿Qué es mindfulness?


La Atención Consciente, o Atención Plena, o Sati como se la designa en pali, Mindfulness o ‘conciencia plena’ consiste en prestar atención, momento a momento, a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente circundante, de forma principalmente caracterizada por «aceptación» -una atención a pensamientos y emociones sin juzgar si son correctos o no-. El cerebro se enfoca en lo que es percibido a cada momento, en lugar de proceder con la normal rumiación acerca del pasado o el futuro.

En este contexto, la rumiación se define como una atención compulsivamente enfocada en síntomas de inquietud, sus posibles causas y consecuencias, contrariamente a sus soluciones. Rumiación se parece a ‘preocupación’ excepto que la rumiación se enfoca en sentimientos negativos y experiencias del pasado, mientras que la preocupación se ocupa de potenciales eventos negativos en el futuro. Tanto rumiación como preocupación están asociados a la ansiedad y otros estados emocionales negativos. La rumiación ha sido estudiada como un factor cognitivo de vulnerabilidad a la depresión.
Mindfulness es una práctica en la que tomamos conciencia de las distintas facetas de nuestra experiencia en el momento presente. Podemos aprender a ser conscientes de cómo nos movemos, cómo nos sentimos (tanto física como emocionalmente), y cómo respondemos o reaccionamos ante cada momento de la vida. Esta cualidad de conciencia es la base de toda vida creativa, ya que nos permite ser honestos, pragmáticos, despiertos, valientes, y vivir con un sentido profundo de iniciativa.
Normalmente, solemos prestar atención a las actividades del momento sólo con una pequeña parte de nosotros mismos, mientras la mente y los pensamientos están en otra cosa completamente. Vivimos en el modo “piloto automático”, ocupándonos de nuestras cosas con muy poca conciencia de los detalles de nuestra experiencia del momento – ni siquiera de las intenciones que motivan nuestras acciones.

Responder y no reaccionar

Cultivando la atención consciente, podemos aprender a tener mucha más sensibilidad para el proceso de reacción casi permanente que experimentamos en respuesta a todo lo que nos afecta en la vida. Podemos hacernos conscientes de las tensiones opuestas que crean nuestros impulsos de evitar las cosas que no nos gustan y de prolongar las experiencias que nos proporcionan placer. Puede que esto sea especialmente fuerte en el caso de las personas que viven con dolor o enfermedad, y es probable que sea una reacción automática, incluso ciega: amoldamos y cambiamos lo que hacemos para intentar evitar las sensaciones desagradables, sin ser realmente honestos, ni siquiera conscientes, acerca de lo que está ocurriendo. En consecuencia, no dejamos de añadir sufrimiento secundario a las sensaciones desagradables del dolor o enfermedad, lo que acaba reduciendo nuestra calidad de vida global.La mayoría de las personas también tiene el hábito muy arraigado de recubrir su experiencia con una sucesión de puntos de vista, opiniones y juicios. Esto ocurre casi al mismo tiempo que los acontecimientos en sí, lo que les dificulta mucho encontrar algún sentido de espacio o iniciativa mientras se encuentran rebotando entre una reacción y otra. Con la Atención Consciente, podemos cambiar esto. Podemos aprender a desarrollar una conciencia exacta en cada momento de lo que es nuestra experiencia en realidad, en vez de encerrarnos en estos hábitos reactivos de pensamiento distorsionado acerca de nuestra experiencia.
Esto nos permite tener algo como un espacio en el que podemos tomar decisiones más ponderadas – lo que a su vez nos ayuda a darnos cuenta plenamente de las posibilidades enormes de elección que tenemos en la vida.
Conforme vamos poco a poco desenmarañando todas las capas y velos que hemos elaborado en reacción a nuestras sensaciones de dolor, podemos aprender a estar con nuestra experiencia en el momento de una manera honesta y sencilla. Y esto nos da la oportunidad de interponer un momento de elección antes de caer en la tupida red de las reacciones automáticas.

Es posible que haya cosas que no podemos cambiar, como el dolor, la enfermedad o una circunstancia difícil, pero al menos podemos darnos cuenta de cómo reaccionamos o respondemos a todo lo que nos ocurre, y desarrollar estrategias para cambiar la relación que tenemos con nuestras circunstancias. Mediante la Atención Consciente o mindfulness, podemos aprender a transformar cualquier momento en el que podríamos sentirnos una víctima de las circunstancias en un momento de honestidad, iniciativa y confianza.

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