Una mujer guatemalteca en la Casa Blanca


A la par del presidente Obama, en el mismo recinto donde alguna vez se sentaron grandes hombres como Abraham Lincoln, la guatemalteca Nadia López sonreía.
No con la expresión codiciosa y embebida de sí misma que le hemos visto a otros políticos de la región cuando se toman una foto con el hombre que manda en Washington.
No, era una sonrisa serena y feliz, porque esta mujer que nació en Izabal sabe que la proyección que ha tenido en los últimos días, luego de que su historia se volviera viral en Internet gracias a un fotógrafo de Nueva York, la ayudará a hacer mejor su trabajo, un trabajo que le permite transformar comunidades y reencauzar la vida de decenas de niños.
Nadia López tiene una misión: moldear el futuro de los jóvenes de la comunidad de Brownsville, un vecindario difícil de Brooklyn. Desde hace cuatro años, desde que dirige la escuela de ese barrio, López llega a su oficina para generar la condición primera que permite el aprendizaje en ese entorno: convencer a cada uno de sus estudiantes de que es una persona única e irrepetible, que merece ser feliz y tener éxito en la vida.
Pese a que esa era su propia misión, López creía que a nadie le importaba su trabajo.
Ahora, luego de aparecer en innumerables noticieros, en cuenta el show de la simpática Ellen Degeneres, y que el propio Obama le concediera una audiencia privada en la Casa Blanca, López sabe que su pasión por los niños inspiró al mundo y que se encuentra en una posición inmejorable para seguir haciendo lo que ella sabe hacer: transformar destinos que parecían condenados a la oscuridad.
Muchos de nosotros tuvimos la fortuna de tener maestros como esta mujer, cuya sabiduría nos acompaña el resto de la vida.
No todos reciben un homenaje en la Casa Blanca como Nadia López, pero cada vez existe mayor consciencia de la labor que realizan. En Guatemala, por ejemplo, Empresarios por la Educación se ha afanado por premiar el esfuerzo de los mejores educadores del país a través de la iniciativa Maestro 100 Puntos.
Además de los padres de familia, los maestros son las personas que más influyen en la generación de la principal riqueza de una sociedad: los niños.
Nadia cobró notoriedad global gracias a Internet, porque el fotógrafo Brandon Stanton, que se dedica a exaltar esos personajes a través del blog Humans of New York, conoció a un niño en la calle que le habló de ella porque era como “su segunda mamá”.
Brandon no solo dio a conocer el trabajo de Nadia en su escuela, sino que la ayudó a recaudar fondos para llevar a todos sus alumnos al campus de la Universidad de Harvard, para mostrarles que ningún lugar debe estar más allá de sus sueños.
La reacción del público fue monumental: la maestra guatemalteca consiguió más de un millón de dólares en pocos días y galvanizó a las redes sociales.
He ahí la razón por la cual esta guatemalteca llegó a la Casa Blanca.
¿Alguien más duda que los guatemaltecos tengan el corazón para impulsar las causas que nos mueven y la capacidad de transformar el mundo?
Nadia López, guatemalteca de Izabal, estaba dedicada a encender una vela en la consciencia de cada niño que llegaba hasta ella. Creía que a nadie le importaba su trabajo. Hoy sabe que desde su escuela en Brooklyn ha abierto ventanas a aldabonazos, para que la luz entre a raudales en las vidas de cientos de niños.
Es una lástima que la familia de Nadia López haya tenido que migrar, porque en Guatemala no encontraron las condiciones para desarrollarse como personas. Vaya si necesitamos aquí personas que hagan ese mismo trabajo que hace en Brooklyn con entrega y pasión.

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