«Sus ojos están semi cerrados, entregada a las sensaciones incitantes que gobiernan y estremecen su cuerpo. En pequeños espasmos que en placeres demandan satisfacción, sofocando así su cándida respiración.
Siente aquellas manos que deambulan con clara suavidad sobre su carne apoderándose sin reparos ó pudor de sus ya tan húmedos encantos. Versea de su boca en ansias, palabras incoherentes de sublime gozo.
Aquella entre abierta de labios tan humedecidos de tantos besos que han enardecido su alma. En frenetismo palpita su corazón que en locura sus latidos en oleadas excitantes, se agitan sus senos de notable emoción.
Su cuerpo se arquea, sus extremidades entregadas a la magia de los sentidos aprisionan al amante que derrota toda sus resistencias que pudo en reparo tener. En los vaivenes que la enloquecen en su gran intensidad.
Suspira, gime sus delicias que detonan estallidos de luces fugases en el delirio apremiante. Aferrada sus manos a la suave tela de sus desordenadas sábanas ante el paroxismo que la eleva al cielo del anhelado éxtasis.
Su vientre convertido en caldero ardiente, donde sus aguas intimas se han convertido en torrente frenético. Suspiros así se mezclan en esos alaridos que atestiguan en libertad, la cúspide atronadora de su clímax logrado…»(Héctor Duran, Derechos Reservados de Autor, Chile)
*Suspiros en Clímax, Ilustración de David Seguin de Canadá *
(Héctor Duran, Seudónimo de Hugo Javier Quilodran)
