Sin forma alguna para defenderme


¿Cual real fue mi sueño?

 Está oscureciendo, con ello la luz se aleja, los grillos sueltan el sonido de su cantar que más se parece un rechinar, como la del rose del acero sin lubricar, las aves se desplazan entre la tiniebla de los bosques en busca de su presa para sobrevivir, escucho el aullido de un perro que se aleja cada vez mostrando como que el viento de sus pulmones se acaba, ¡y yo aquí! sentado sobre mi cama, viendo a mi madre como enciende la mecha de la vela que nos proporciona una débil luz pero necesaria  en nuestra habitación.

¡Invadido por el miedo! mi mente se llena de temor interrumpido por el silencio de la oscuridad que consume la libertad de un profundo sueño.

De mis ojos, rodan lágrimas silenciosas, con solo imaginar otra noche de dolor. Mientras el tiempo pasa sin que nadie pueda detenerlo, haciendo fluir la primera parte de aquel oscuro dolor.

¡De repente escucho! Suaves pasos, una voz ligera, amable y dulce  que se acerca a mí, mientras cruza el lumbral, se abre aquella puerta con sonido de terror, por las  bisagras sin lubricar y por el peso de la madera que provocan el eco tenebroso que suma más terror  a mi miedo;   ¡feliz al verla! alzo la mirada como para pedir que no se aleje, mientras meo veo en los ojos de aquella mujer de tez clara, cabello negro y de poca estatura ¡que me da las buenas noches! con un beso en la frente, ¡ella sabe lo que pasa conmigo!, pero al tratar de influirme valor, se aleja sin recordarme lo que pueda suceder, sin saber que estoy repleto de miedo.  Y que su presencia me da valor para cerrar mis ojos y conciliar el sueño. En esta humilde habitación, que comparto con la mujer que me trajo al mundo. Mientras prepara su lecho, giro hacia la pared para apreciar los movimientos de la silueta de mi madre que se dibujan con la penumbra.

¡Mi madre! Cansada, se desploma sobre su cama, con el mínimo esfuerzo, logra alcanzar el sueño profundo ¡y yo! con los ojos cansados, irritados de tantas noches de desvelo, aún alcanzo ver cuando la oscuridad inunda la pieza después de apagarse la luz de la mecha. ¡Y tengo miedo mucho miedo!…

El sueño hace  mis parpados pesados, y de pronto,  comienza el recorrido al que le tengo miedo, son seres, son bestias con forma de animales desconocidos, unos erguidos, otros en cuatro patas, sus rostros llenos de maldad que me provocan pánico, señalándose el uno al otro, ponen en  juego  el primer lugar para atacar,  son de ojos rojos, cabello en todo el cuerpo, nariz ancha, sin medir distancia alguna se abalanza el primero, desde dos metros de altura, sobre mí cuerpo tratando de provocarme asfixia, con sus extremidades en  mi cuello y su cabello  sobre mi rostro introduciéndolo al fondo de mi garganta, como si esos cabellos tuvieran vida propia; haciéndome abrazar a la propia muerte; de pronto se acercan los demás; con sus cuerpos fríos, oscuros, se abalanzan para ser  partícipe del festín que les provoca  mi cuerpo alejando del mismo mi alma.

 atrapada-en-una-pesadilla

Sin forma alguna para defenderme, con el cuerpo inerte, tan solo en mi mente, invoco al ser más poderoso, el Creador del universo. ¡Pidiendo su ayuda! Implorando una y otra vez, y finalmente fui escuchado.

Despierto por el sacudido de mi madre ¡lleno de sudor! ¡El calor me ha abandonado! ¡Mis extremidades cansadas! ¡Y adoloridas! Es media noche, en el reloj de pared suena las doce campanadas.

¡Mis Lamentos! ¡Mi voz débil! ¡El escándalo en la habitación! es lo que hizo que aquella mujer despertara para auxiliarme; si ella mi madre. Mientras retira el sudor de mi frente y me cubre con la sábana comienza a derramar lágrimas preguntándose ¿porque la maldición para mí?, ¿Qué pecado puede tener un niño como él? Acariciándome el cabello, quedo profundamente dormido en sus brazos hasta el amanecer, ¡su amor de madre! que nunca me abandona.

Al amanecer, mi mente se aloja en los recuerdos de la noche, mi consuelo, todo fue un sueño, me preparo para las actividades, acercándome al espejo para reflejar mi cuerpo semidesnudo antes de ir a la regadera, de pronto veo mi cuello, brazos y piernas llenos de hematomas. Y me pregunto entonces.

 ¿Cual real fue mi sueño?

 

Amigo:

Gracias por compartir conmigo tu historia, es como pocas en mi labor como escritora que he podido vivir al lado de algunos de mis lectores.

Pensé el publicar tu historia para que no te confundieran y te faltara el respeto en alguna forma sin embargo creo que es interesante tu historia porque, no eres el único que ha pasado por una experiencia similar, casualmente alguien más me escribía, describiendo algo similar a tu historia y pensé que hay mucha gente que no se atreve a mencionar algo como tu historia y es por temor a que la gente crea que están mal mentalmente o que es una exageración de fantasía irreal.

Sin entrar en detalle científico, te digo amigo hay formas que puedes ayudarte y no es precisamente, en no dormir como lo haces actualmente, porque eso solo provoca mucho cansancio a tu cuerpo el cual por la falta de energía se entrega sin conciencia a lo que la mente quiere ver.

Sé, que lees mucho y eso me alegra porque cada día creces más intelectualmente y eso es importante, como también es importante que aprendas a vivir el placer del sueño. Sé que parte de tu miedo a dormir es dejar de vivir y yo te digo amigo vive sin pensar en lo que vendrá solo disfruta tu momento y disfruta de la gente que te ama.

No pienses en lo que puedes ver solo piensa en descansar y despertar a un nuevo día lleno de amor con tus seres queridos seres que son la continuación de tu propia vida.

Gracias por ser quien eres y gracias por procurar ser alguien mejor cada día.

Escríbeme al correo curandoelalma@hotmail.com

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