Los pequeños aprovecharon el Día de Martin Luther King Jr. para exigir el derecho a la igualdad y pedir por evitar la separación de sus padres
Guadalupe González, apenas tiene 15 años y a su corta edad, su único sueño sería el poder volver a su padre una vez más. Pero eso ya no será posible. Su padre, fue deportado a México por autoridades migratorias de este país hace 2 años, por estar indocumentado. Durante ese tiempo ella y sus 4 hermanos hablaban por teléfono con él todos los días.
El pasado mes de octubre, sus esperanzas de volverlo a ver se terminaron cuando les llamaron del Estado de México, lugar al que tuvo que regresar su padre, para informarles que éste había fallecido, víctima de enfermedades provocadas por una profunda depresión.
“Se murió de tristeza por no poder volver a este país a estar con nosotros”, afirmó la joven, que hoy, en el Día de celebración por la vida y obra del activista por la igualdad y los derechos humanos Martin Luther King Jr. (MLK), se unió a más de una docena de niños cuyos padres han o podrían ser deportados, frente al edificio federal de Servicios de Inmigración y Naturalización (USCIS) en Los Ángeles.
El motivo fue revivir la memoria de MLK sobre el derecho a la igualdad y demandar a las autoridades de esta agencia les otorguena ellos y a cientos de miles de niños en sus situación “su derecho constitucional” de crecer con junto a sus padres.
“Yo nací en este país y tengo derecho a vivir con mi papá. Lo quieren deportar solo por su color de piel, porque es inmigrante y eso me da mucha tristeza”, expresó Jersey Vargas, de 10 años de edad. Su padre, Mario Vargas, lleva 3 meses detenido en una prisión federal en Tennessee por no tener documentos legales para estar en el país.
Jersey y dos de sus cinco hermanos, estuvieron hoy, pidiendo públicamente ayuda para que su papá no sea deportado a México.
“Se fue a trabajar en la construcción en Tennessee porque aquí ya no había trabajo y cuando iba manejando lo detuvieron”, cuenta la pequeña, quien a pesar de su corta edad no titubea al explicar la situación que hace cada vez más difícil su vida y la de sus hermanos.
“Mi mamá hace lo posible para comprar tarjetas de $30 y que podamos hablar con mi papá por teléfono. Yo le digo a él que lo voy a esperar, que lo amo y que no se dé por vencido”, dijo Jersey, quien ahora solo vive con su madre y hermanos en Panorama City.
“Es muy difícil , no solo porque hay que salir adelante con los gastos, sino porque no hay alegría en mi familia, mis hijos están tristes y enojados”, contó la madre de Jersey, Lola Vargas.
Las historias de estas niñas, son comunes en el Valle de San Fernando, dice Gloria Saucedo, directora ejecutiva de la organización pro inmigrantes, Hermandad Mexicana.
“Todos los días llegan familias a contarnos estas desgarradoras historias. Hacemos lo que podemos para apoyarles emocionalmente, sobre todo a los niños. Organizamos actividades deportivas para mantenerlos distraidos”, compartió la activista. “Pero esto tiene que acabar definitivamente, por eso exigimos ya la reforma migratoria al presidente y al congreso”, sostuvo.
De acuerdo con una investigación hecha por la publicación Colorlines.com, cerca de un cuarto (23%) de las personas deportadas, aseguran tener hijos que son ciudadanos estadounidenses. Más de 200,000 de estos fueron deportados entre julio del 2010 a septiembre del 2012.
Los casos de Guadalupe y Jersey, son tan comunes que 3 de cada 4 hijos de inmigrantes indocumentados, pudieran estar en la misma situación que ellas, así lo sostiene un reporte del año 2009 realizado por el Pew Hispanic Center que indica que 4 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos tenían hijos ciudadanos.
Hermandad Mexicana y otras organizaciones pro inmigrantes como COFEM, aprovecharon la ocasión para anunciar una nueva marcha por la reforma migratoria le próximo 22 de febrero a las 10 de la mañana, que partirá de las calle Olympic y Broadway, en el Centro de Los Ángeles.
